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Hoy nuestro Principito cumple 80 años… Tal día como hoy, un
6 de abril de 1943, vería la luz uno de los libros que han marcado la
literatura del siglo XX. El Principito, una fábula que llegó para recordarnos
la importancia de no olvidar que un día fuimos niños. Con esta dedicatoria que
tenemos grabada a fuego el imaginario colectivo (“A LEON WERTH. CUANDO ERA
NIÑO”.), así empezaba el escritor Antoine de Saint-Exupéry uno de los relatos
más universales.
Este malogrado piloto francés tomó una pluma para encadenar
las palabras que todavía ahora sirven de guía a millones de personas en todo el
planeta. Traducida a 250 idiomas, se ha convertido en una pieza imprescindible
en nuestra estantería, para revisar de vez en cuando y para tener a mano cuando
se nos encoja el corazón.
El periodista Javier Pérez Campos ha querido sumarse también
a la efeméride, pero lo ha hecho de una forma más original si cabe. Planteando
que el personaje del principito, ese niño rubio y despeinado, en las primeras
ilustraciones, era un joven alado. Así, fue desgranado también la vida y muerte
de su autor, envuelta en misterio:
75 años de la publicación de El Principito. Un libro
incomprensible para muchos adultos. Los primeros bocetos mostraban a una figura
alada... ¿Por qué?
En 1935 Saint Exupéry sufre un accidente en su avioneta
sobrevolando el Sáhara. La culpa: un ovni. “Una estrella verde emerge frente a
mí, deslumbrante como un faro. Mi acompañante y yo hemos visto a la vez esta
trampa destellante. ¡Es cosa de brujas!”.
Sobreviven 3 días en el desierto con un racimo de uvas, dos
naranjas y un poco de vino. En sus memorias relata haber tenido “alucinaciones
visuales y auditivas”. “Alucinaciones” que salvaron su vida.
A su regreso empieza a dibujar compulsivamente a un niño con
alas. Como un ángel guardián. Cuando le preguntan quién es, responde
enigmático: “un hombrecillo al que guardo fidelidad”.
Una noche, cuando terminó de escribir el libro, llamó
llorando a su viejo amigo Pierre Lazareff mientras le leía el final. “Parecía
presentir que su fin también estaba cerca”, reconocería después Lazareff.
El libro se publicó el 6 de abril. Pero Exupery no vivió
para contemplar su éxito. Su muerte, como su obra, fue un gran misterio.
La tarde del 29 de julio de 1944 una mujer aseguró verlo
bañarse en una playa de Córcega. “Báñate conmigo, puede que mañana no estemos
aquí”, le dijo. Antes de partir en un vuelo se reunió con el Capitán Gavoille y
le dejó el manuscrito de su obra Ciudadela.
El 31 de julio de 1944 parte en un Lightning P-38 en una
misión de reconocimiento. En su mesa deja una enigmática carta: "Si me
derriban no extrañaré nada. El hormiguero del futuro me asusta y odio su virtud
robótica. Yo nací para jardinero. Me despido. Antoine de Saint Exupery".
Exupery nunca llegó a su destino. Desapareció cerca de la
isla de Riou. Su cuerpo nunca fue encontrado. Pero en 1998 un pescador de la
zona echa las redes y extrae del mar un objeto brillante... Es la esclava del
autor.
Un soldado anunció haber derribado el avión de Exupery. En
2003, Francia anunció el hallazgo de los restos. No había agujeros de bala.
Uno de
los libros más vendidos de la historia esconde esta desconocida, maravillosa y
triste historia. “Este es el paisaje más hermoso y triste del mundo. Deténganse
bajo la estrella. Si un niño llega, sed amables con él. Y decidme que ha
regresado. No me dejen tan triste”.