SENCILLAMENTE, UN HERMOSO RECUERDO…

Suena en mi reproductor los maullidos melódicos de la obra maestra de Al Stewart y al escuchar sus notas, revivo momentos del pasado sin dejar de tener los pies en la tierra…

Por un instante me parece estar de nuevo en el verano del 91, un veranillo caluroso y pesado de los tantos que pasamos por estas latitudes. Solo al anochecer es cuando se puede respirar un poco. Era entonces y mientras esperaba la hora del reencuentro con el amor, cuando aprovechaba para subir a mi rincón predilecto en casa y matar el tiempo con alguna de mis tantas aficiones. Recuerdo estar escribiendo uno de mis poemas, uno de esos que solo descubro a personas especiales para mi y que guardo como oro en paño. De fondo siempre tenía sonando mi vieja radio… fue en aquel tiempo cuando redescubrí por casualidad, una de las joyas musicales de finales de los 70. A partir de ese instante paso a ser parte de mi y de esos bonitos recuerdos que enmarcaron aquel verano lleno de contrastes, y del que brillan en mi mente los momentos cómplices de un amor juvenil a la luz de la Luna y apartados del mundo en lo alto de una ermita. Siento nostalgia de esas mágicas veladas compartiendo amor, manteniendo las esperanzas y el futuro como horizonte, y perfumados con el romero y rocío de aquellas perfectas noches... bajo un manto de estrellas.

No diré nunca que fueron “aquellos maravillosos años”, pero quedaron grabados a fuego y gracias al verano del 91, ese año se convirtió para mi eternidad en “el año del gato”.

Llega la noche y nuestras almas,
se convierten en eternas
y dogmáticas cómplices.
Transportándonos a un mundo,
silencioso y...
lleno de pasiones sin tabúes.
*Fragmento de uno de mis poemas… “ LLEGA LA NOCHE.”